Amigos, queremos compartir nuestra postura con respecto a la polémica dinámica de votación que el Sistema de Teatros de la CDMX ha puesto en marcha este año.

Aunque aclaran que es sólo un programa piloto y que únicamente una obra por categoría será seleccionada por votación popular, nos parece que esta mecánica está sentando bases muy peligrosas, pues la popularidad o los “likes” y no la calidad artística de un proyecto, se vuelve un criterio para asignar espacios o recursos públicos. ¿Debe una obra, aunque sea sólo una, estar programada en un espacio público por ser popular? ¿Cómo podemos competir contra aquellas producciones que tienen apoyo o actores de la televisión, por ejemplo? Sin duda, una obra de los Mascabrothers o de Jorge Ortiz de Pinedo tendrá infinidad más de votos que cualquier producción independiente. ¿Esto la hace mejor obra? ¿Esto nos dice algo de su calidad artística o sus méritos? ¿Lo importante es tener los teatros llenos?

Hacer teatro (o cualquier otro tipo de arte) en estos tiempos, es una forma de resistencia. Es ir contra la lógica del mercado, del producto comerciable, del capitalismo salvaje que está acabando, literalmente, con el planeta. No hacemos teatro para ser populares ni para hacernos ricos, hacemos teatro por una imperiosa necesidad de decir algo desde el escenario, algo relacionado a lo humano, a la entraña, a la vida. Todo lo contrario a este mercantilismo abyecto en el que quieren que entremos, como si el arte pudiera condicionarse.

No caeremos en ese juego, seguiremos resistiendo. Si no quieren programarnos en “sus” teatros, seguiremos haciendo teatro sin ellos, como siempre lo hemos hecho. La dignidad no se vende ni depende de cuántos “likes” nos dan. Y hacer teatro, para nosotros, es la manera más digna de habitar este mundo. Saludos.

Ignacio Ferreyra y Daniela Palao